viernes, 23 de septiembre de 2011

ÚLTIMO DÍA DEL VIAJE - desde París

Un viaje tan lleno de cosas, de historia... pasé por el Imperio Romano, viví con Leonardo y Miguel Ángel. Paseé con Toulouse Lautrec y canté con Edith Piaf y Jim Morrison. Vi montañas, árboles raros, lagos, viñedos, muchos girasoles y mucho cemento. Caminé por adoquines, tierra, pasto, veredas. Crucé muchos puentes. De María Antonienta a Manet. Esquivé bicicletas, dije "grazie", "tanke", merci beaucoup.
Me escondí del sol cuand transpiré al caminar dos pasos y lo busqué desesperadamente cuando curcé los alpes suizos (en tren, obvio). 
Caminé, anduve en tren (muchos), micro, caminé, subte, tranvía, caminé. 
Saqué miles de fotos, filmé muchos minutos.
Pasta, queso cottage, pan, crêppe... cerveza italiana, alemana, francesa... y mucha pero muchísima agua. Agua de la canilla, agua mineral en botella, agua que brotaba de antiguos bebederos en las calles.
Muchos capuccinos... gelatto y capuccino otra vez.
Cornetos, Croisants o Media lunas que es lo mismo.
Un día me desperté con el ojo hinchado, otro día empezó la alergia del reloj y más tarde el zarpullido herencia de Mámele en el pecho.
Ampollas, callos, lastimaduras diversas en ambos pies.
Olor a tuco, a chivo, a gente, a pan recién horneado a salchicha recién hecha, olor a pis.

 Aprendí que "OK" que palabra internacional con diferente tonada pero la misma, igual que mi nombre, Bárbara, que lo encontré en los tres países a los que fui.
 Hay más chinos, hindúes y musulmanes en las grandes metrópolis que negros.

Roma, Florencia, San Gimignano, Venecia, Milán, Freiburg, París... parece increíble que haya conocido todo eso.
Me quedo con las iglesias de Roma, esas entre tienda GAP y otra de souvenirs.. esas en las que al entrar no sólo lo hacía al lugar en sí, sino a otro mundo: italianos e italianas con pañuelos en la cabeza orando, abstraídos absolutamente del caótico afuera. Creo que sólo es posible en Roma, donde una pequeña puertita de una construcción que se ve muy vieja, es en realidad una enorme iglesia con pinturas de Caravaggio y esculturas de quién sabe quién.
Me quedo con las calles de Florencia que siempre llevaban a lugares llenos de arte... o el paisaje de ensueño de la Toscana que invitaba a sentirse en una película.
Perderse en Venecia es lo más lindo que te puede pasar... porque siempre apareces frente a un canal con un pequeño puente que no es quizás el más conocido pero no por eso deja de ser hermoso.
 Ese sentir de LA GRAN CIUDAD que tiene Milán, que me dio ganas de hacerme invisible para observar las pasarelas en forma de calle y los modelos que la caminaban.
 O imaginarte que sos Gretel, sin Hansel, recorriendo entre adoquines y casas de colores y techos extraños, las callecitas del idílico Freiburg.
 Qué no oí en París? ruido, música... en el subte, en la calle, en los bares. Judíos, musulmanes, negros, todos caminando en las calles que alguna vez anduvieron Napoleón, Luis XIV, Matisse, Balzac... aunque hoy luzcan diferentes. Gente apurada, gente paseando... mucho francaise y mucho de cualquier otro idioma. El París de las luces, las bailarinas de can can, el de mis queridos hermanos Lumiére, la cuna del cine, el París de reyes y reinas, de estudiantes alborotados luchando por libertad, igualdad y fraternidad. Lo han logrado... al menos en lo que puede ver una simple turista
Lindo viaje... en todos los sentidos posibles, aún con las pequeñas complicaciones.
Me quedan los recuerdos, la experiencia, los gestos de las personas... me quedo con miles de imágenes, filmaciones y muchísimos souvenirs!!
Me queda irme y ya tengo ganas. Me queda reencontrarme con mi bebé de 4 patas y con todos esos que se extrañan y que deberán escucharme de aquí al próximo viaje, todo esto que estuve contando acá... pero con mis 1999000000000 detalles!!

GRACIAS

en mi último día en París, no quería dejar de ir al cementerio de PÉRE LACHAISE. Sí, no es por macabra (o quizás sí), sino porque allí se encuentran enterradas muchísimas personalidades del arte, la política, la historia. No pude ver a todos, son 10 hectáreas de terreno unos pasillos laberínticos... pero al menos vi a los que yo quería.

la tumba del gorrión de París... Edith Piaf y su marido, el último. Yo vi la película y la obra de teatro sobre su vida y no sé si el amor de ese marido fue su gran amor sino el último. Quizás le quede grande la hermosa frase y parte de uno de sus temas que aparece ahí inscripta: "Dieux réunit ceuz qui s'aiment" (dios reúne a quines se aman)


esta tumba no sé de quién es, pero se ve que tiene ganas de irse

la tumba de JIM MORRISON - (ariel! no vi ninguna botella de whisky ni ninguna persona borracha tomándola!)


también están esos que nacieron en argentina pero murieron en París y ahora tienen flor de tumbas

o personas que en vida habrán sido muy extravagantes, o lo fueron los encargados del sepelio que se mandaron semejante cosa!

la tumba de CLAUDE CHABROL (cineasta francés) fallecido el año pasado

y volví a uno de mis viejos amores, la música, el piano... y ya que estaba recordé a CHOPIN

después del cementerio seguí con el museo al que no quería dejar de ir: MUSÉE D'ORSAY... el museo de los impresionistas. Por supuesto no se podía sacar fotos, pero imaginen que vi obras de Courbet, Matisse, Manet, Van Gogh y Gauguin entre otros. Realismo, Impresionismo y post- impresionismo... impresionante!! Lindo cierre para un París lleno de obras de arte... una obra de arte en sí.